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  • Socorro tardío, socorro baldío

    El término “resiliencia” se ha ido configurando con las aportaciones de diversos autores. La psicóloga francoalemana Emmy Werner, en 1995 destaca tres vertientes: óptimo desarrollo a pesar de asumir riesgos; mantenimiento de habilidades y competencias pese al estrés continuo; y recuperación después de un trauma. La resiliencia es un término que se asocia a la resistencia de materiales que se doblan sin romperse para recuperar su forma original como el arco que se curva para lanzar una flecha.

    Resiliencia podría ser sinónimo de “entereza”: superación de una adversidad permaneciendo más fuerte que en el momento previo. Como hemos destacado en programas anteriores, el itinerario emprendedor es un camino lleno de obstáculos y, a menudo de pequeños fracasos, lo que exige notable entereza.

    Queremos subrayar la importancia de un entorno adecuado y estimulante, es decir, del apoyo emocional de las personas que nos rodean. Es verdad que el emprendimiento es, frecuentemente, una carrera en solitario. Pero no es menos cierto que un entorno amigable puede, en momentos críticos, atenuar los efectos de pequeños o grandes reveses.

    Cultivar una sólida red de apoyos que permiten el sostenimiento en momentos difíciles resulta esencial para no caer en un individualismo que conduce al aislamiento y al distanciamiento de la realidad. La conciliación familiar y laboral, y el cultivo de sanas amistades, son factores que servirán de apoyo en los momentos más bajos. Pensamos que todos deberíamos incorporar en nuestra agenda pequeños encuentros que fortalecen una red de seguridad emocional, una especie de emotional networking.

    Sirva de ejemplo, de nuevo, el desastre sufrido en México en 2017 para resaltar la solidaridad con que tantos emprendedores han tratado de demostrar normalidad reactivando sus actividades al servicio de los más afectados. La Teoría de la ventana de Johari, establece que hay una parcela desconocida de la personalidad que suele activarse en situaciones extremas. Si trabajáramos la propensión al apoyo en lo cotidiano, dentro del entorno inmediato, estaríamos más preparados para activar nuestra resiliencia en sacudidas dramáticas como, por ejemplo, en una catástrofe natural.

    En paralelo, la persona emprendedora debería esquivar a los llamados “vampiros emocionales”. Individuos pesimistas, criticones, con personalidad agorera, victimistas, generan un halo de negatividad y una fatiga emocional incompatible con el coraje, ambición y estímulo que requiere sacar adelante un proyecto empresarial. Armarse de un entorno compuesto por personas eficaces, con actitud positiva, también es responsabilidad de todo emprendedor para fortalecer su actividad.

    Un elemento clave para que la influencia positiva de un entorno adecuado sea permeable en el estado de ánimo de una persona emprendedora es la humildad. Adoptar una actitud alejada de la soberbia, que permita la ayuda y el apoyo es fundamental para escapar de las dificultades. Dejarse ayudar contribuye, además, a fortalecer una imagen positiva de uno mismo.

    ¿Hasta qué punto valoramos la conveniencia de encontrar socorro en el entorno más próximo para recuperar, con la firmeza del arco, el estado original después de una decepción? A modo de plan de trabajo, les invitamos, en medio de la vorágine semanal, a reservar un par de momentos en la agenda para disfrutar de un café con un compañero o amigo.

    Fortalecer la red emocional y dejar atrás la vanidad cuando estemos en dificultades, nos ayudará a crecer como personas y como emprendedores, además de cultivar la resiliencia de volver a enfrentar con más fuerza los obstáculos del día a día.

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